miércoles, 16 de mayo de 2012

Invisible

Hace días que me ando buscando.
Perdí mi reflejo al renegar de mi sombra y ahora no me encuentro. Ni en la nevera, ni en mi sillón favorito, ni si quiera tras el mantel. No estoy en el armario, ni en la repisa del comedor, ni en el tarro de las galletas, ni debajo de la cama. No me encuentro entre las sartenes, ni en la lámpara del pasillo, ni en el tazón del desayuno.
No me he tropezado conmigo en las escaleras, ni en el autobús. No me he visto en los escaparates, ni en los ojos de los demás. No he oído mi voz al descolgar el teléfono. No encuentro mis brazos, mis piernas, mi nariz o mis ojos.
No estoy.
Tanto tiempo deseando desaparecer y ahora paso los minutos deseando encontrarme.
Todo por hacer caso a esa estúpida receta. Solo espero en que la fórmula venga con antídoto.

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