martes, 28 de mayo de 2013

Volver a empezar

Impotencia, dolor, esperanza, miedo... te llenan el corazón hasta terminar echando todo lo bueno que hay en él y dejando un profundo odio.
Esto es lo que hay al filo del abismo, y al caer se queda en... nada.Te sientes vacío. Esperas el impacto, pero éste no llega y caes más y más hondo, en una inmensa oscuridad. Y cuando por fin llega es más doloroso de lo que imaginaste. Y deseas que todo acabe, que llegue esa persona y te diga Ya pasó todo, estás a salvo mientras te saca de la mano de ese agujero por el que has caído. Pero nunca llega y eres tú el que tiene que alzar la cabeza con ojos llorosos y buscar el camino de baldosas amarillas, por el que lleva a casa, por el que una vez viniste, por el que quieres regresar pero no encuentras. Y lo único que puedes hacer es dar vueltas en la oscuridad para, con un poco de suerte, topar tú mismo con la salida e intentar volver a empezar.

lunes, 27 de mayo de 2013

Siempre he sido de confianza. De ese tipo de personas que les puedes contar cualquier cosa y estar seguro de que nadie se va a enterar. No me importa guardar secretos ajenos, pero los propios son más complicados. Hay secretos que te carcomen por dentro y sientes la necesidad de compartirlos con alguien. Pero no es tan fácil encontrar a alguien que te guarde un secreto sin contarlo. Porque. al final, todo el mundo habla. Es muy difícil encontrar al tipo de persona capaz de guardar bajo siete llaves los secretos de otros. Y hay veces que aunque los encuentras, algunas cosas no puedes confiárselas. Y son esos secretos que se mueren por salir los que  te queman por dentro hasta que o bien explotas y lo cuentas, o encuentras otras salida. La mía es escribirlo en un papelito y quemarlo. Guardo todas las cenizas en un tarro para recordarme que hay cosas que, por mucho que quieras contarlas, tienes que guardártelas para ti mismo.
A veces me pregunto por qué nos gustan tanto los finales felices. Algunos dirán que es porque queremos que las historias acaben bien. Pero ahora digo yo, ¿Cuándo acaba algo? Una relación, por ejemplo, ¿Acaba cuando la chica consigue al amor de su vida? ¿Cuándo se casan? ¿Cuándo tienen a su primer hijo? ¿Realmente acaba alguna vez? Porque en mi opinión, eso de los finales felices es algo que nos vendieron de pequeños, ideas sobre el amor eterno y la pareja perfecta con las que nos llenaron la cabeza que realmente no existen. Porque los finales felices no existen. Podemos pasarnos la vida buscando, yendo detrás de ellos pero al final del camino nos quedamos solos. La muerte, el verdadero final, nos aparta de nuestros finales felices.
A veces me pregunto por qué nos gustan los finales felices, y he llegado a la conclusión de que es porque necesitamos llegar al final habiendo vivido cantidad de esos finales para que nuestra vida cobre sentido y podamos descansar sabiendo que la hemos aprovechado.

miércoles, 22 de mayo de 2013


Lo siento no siempre es suficiente, quizás porque se utiliza muchas veces, como arma, como excusa. Pero cuando lo sentimos y lo utilizamos como es debido, cuando lo pensamos… cuando nuestras acciones dicen más que las palabras… cuando lo hacemos bien, lo siento es perfecto. Cuando lo hacemos bien, lo siento nos redime.
Pensamientos macabros invaden mi mente