lunes, 27 de mayo de 2013
Siempre he sido de confianza. De ese tipo de personas que les puedes contar cualquier cosa y estar seguro de que nadie se va a enterar. No me importa guardar secretos ajenos, pero los propios son más complicados. Hay secretos que te carcomen por dentro y sientes la necesidad de compartirlos con alguien. Pero no es tan fácil encontrar a alguien que te guarde un secreto sin contarlo. Porque. al final, todo el mundo habla. Es muy difícil encontrar al tipo de persona capaz de guardar bajo siete llaves los secretos de otros. Y hay veces que aunque los encuentras, algunas cosas no puedes confiárselas. Y son esos secretos que se mueren por salir los que te queman por dentro hasta que o bien explotas y lo cuentas, o encuentras otras salida. La mía es escribirlo en un papelito y quemarlo. Guardo todas las cenizas en un tarro para recordarme que hay cosas que, por mucho que quieras contarlas, tienes que guardártelas para ti mismo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario