A veces me pregunto por qué nos gustan
tanto los finales felices. Algunos dirán que es porque queremos que las
historias acaben bien. Pero ahora digo yo, ¿Cuándo acaba algo? Una relación,
por ejemplo, ¿Acaba cuando la chica consigue al amor de su vida? ¿Cuándo se
casan? ¿Cuándo tienen a su primer hijo? ¿Realmente acaba alguna vez? Porque en
mi opinión, eso de los finales felices es algo que nos vendieron de pequeños,
ideas sobre el amor eterno y la pareja perfecta con las que nos llenaron la
cabeza que realmente no existen. Porque los finales felices no existen. Podemos
pasarnos la vida buscando, yendo detrás de ellos pero al final del camino nos
quedamos solos. La muerte, el verdadero final, nos aparta de nuestros finales
felices.
A veces me pregunto por qué nos gustan
los finales felices, y he llegado a la conclusión de que es porque necesitamos llegar
al final habiendo vivido cantidad de esos finales para que nuestra vida cobre
sentido y podamos descansar sabiendo que la hemos aprovechado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario